Wednesday, August 31, 2005

CARTA A LOS CORINTHOS



Estimado Presidente del Corinthians F.C.:

Le escribe Patuche, un ex boy scout devenido mesías. Mi misiòn en la tierra consiste en impulsar en Uruguay el resurgimiento del Tercer Sexo, más conocido como sexo Patuche. Sin embargo, cuando no ejerzo mi divino mandato me gusta disfrutar de un buen partido de fútbol. Como sabrán, este país no ofrece buenos espectáctulos del mencionado deporte y es por esta razón que me dirijo a usted, ya que creo puede ayudarme a elevar el nivel del magro balonpié charrua.

He notado con asombro que vuestro escudo lleva como lema "Fútbol com arte e disciplina". En nuestro torneo no existen tales cualidades. Por lo general abundan el hacha y la tiza, la punta pa`arriba y el salimosss.
Existe en nuestro medio un equipo que, particularmente, se ha ocupado de desterrar las características que embelezan vuestro escudo. Me refiero al Defensor Sporting Club.
Por lo que pude averiguar, este equipo comenzó su campaña por desterrar el arte del fútbol uruguayo cuando mediaba la década del 70, coincidiendo con la oscura dictadura que azotó al país.
Al parecer, por esos años, un tal Profesor Ricardo de León - que hoy en día es reivindicado por la prensa especializada-, llevò a Defensor a ganar un campeonato gracias al más deleznable y execrable antifutbol. Desde ese entonces, nuestros equipos han practicado un juego burdo y tosco, donde el verdadero arte lo practican los dirigentes al lograr mantener con vida al fútbol uruguayo.

Estimado Presidente, le pido si, al menos por un año, nos presta su lema para estmaparlo en el mediocampo de cada uno de nuestros escenarios futboleros, a ver si sirve de inspiración

Desde ya muchas gracias

Saluda divinamente

Patuche

Tuesday, August 16, 2005

TERCER MANDATO: REVELACIÓN DEL OBJETIVO




Es el turno del tercer mandato, quizás el más importante, por lo que me detendré unos instantes en temas tangenciales pero de vital importancia.

El 3 es mi número de la suerte. Fueron 3 los que concibieron este planeta: Dios tenía los poderes; la Abeja Inmaculada aportó la voluntad de trabajo y Misha de Orión (talentoso performer de nuestra galaxia) puso la creatividad.
El producto final fue perfecto. En 3 días fue creada la tierra. Luego vinieron 3 días más de post-producción donde se limaron algunos detalles. Entre lo más importante, se elimino el Tercer Sexo que, si bien cuajaba a la perfección entre los monos, fue descartado a sugerencia de Orión ya que una vez avanzada la evolución generaría conflictos entre los humanos por ser un híbrido de bebes y ancianos hermafroditas genéticamente promiscuos.

De ese tercer sexo quedó un solo ejemplar: yo.

Maldigo el día en que fui elegido. Imaginen mi desgracia. Una eternidad sin poder interactuar con los de mi sexo ni con nadie más. Mi vida transcurrió entre las cuatro paredes de una dependencia de la Oficina de Planeamiento y Creación Divina ubicada en el Más Allá Sur. Como no podían tenerme ocioso por toda la eternidad, los susodichos creadores me asignaron trabajo burocrático, haciendo todo tipo de cálculos absurdos, como el promedio mensual de la caída de pelo de los Australopitecus.
Aunque ocupado, nunca pude sacar de mi cabeza la condición de paria. Nunca pude saciar mi promiscuidad genética, y en el Tercer Sexo no existe la represión.
Fue para distraer la mente comecé a idear un plan. Milenios de postración me llevaron a elucubrar El Objetivo. Claro que no podía llevarlo a cabo pues para ello necesitaba contactarme con la tierra.
Sin embargo, 6 mil años atrás se me fue otorgado un free – pass para ir a la tierra más una llamada telepática de media hora para contactarme con algún ser humano. Mi estadía en la tierra no podía durar más de 1 minuto y en la llamada no podía revelar ningún secreto. Parecerá una magra recompensa, pero para mis planes era suficiente.
Ya tenía los mandatos redactados (lo único a mano era mi comida diaria, choclo, por eso los escribí en sus barbas). Faltaba designar un mesías para que comenzara la Resurrección del Tercer Sexo.
Ese mesías debía provenir del pueblo elegido…al cual descubrí una noche de finales del siglo XX .

Primavera de 1984.

Estaba yo realizando una de las tediosas tareas que periódicamente se me encomendaba cuando descubrí algo que me lleno de ansiedad. Por esos días me encontraba recabando datos sobre el diseño de estrados para discursos políticos en América del Sur; una tarea aburridísima, más teniendo en cuenta que todos eran muy parecidos. Supuestamente debía enfocar mi atención hacia la resistencia de dichos estrados y no hacia los discursos que sobre ellos se daban. De todas maneras yo me entretenía escuchando a los políticos que usaban estas estructuras insulsas. Aquella noche primaveral, tenía que cubrir 3 discursos. Uno en Paraguay, de un candidato a diputado por el partido colorado. Otro en Ecuador, a cargo de un ex general golpista devenido empresario que ahora militaba en el partido colorado de ese país. El tercer discurso era de un ex presidente uruguayo que buscaba su reelección por el partido colorado
Los estrados donde se desarrollarían los actos eran prácticamente idénticos. Los 3 de madera, con escaleras a ambos lados y bases de chapa en el centro cuyo alto sobrepasaba el metro de alto (salvo el del candidato paraguayo, sensiblemente más baja debido a su estatura).
Ingresé los datos de los estrados a mi planilla en un periquete y, acto seguido, me dediqué a escuchar los discursos.
El político paraguayo fue aburrido: habló del deber histórico de su partido por conservar la estabilidad del país y también del recambio generacional.
El ex general ecuatoriano puso un poco más de empeño en su oratoria, aunque sus ideas eran un tanto confusas. Primero abogó por la inclusión de la mayoría indígena para luego, en lo que fue un verdadero exabrupto, decir que había que mandar a todos los indios a Perú, país culpable de todos los males de su país. Al final del acto dijo con fervor que estaba dispuesto a declararle la guerra a los incaicos. Tuvieron que sacarlo del estrado cuando se sacó la camisa y empezó a cantar a gritos:
¡Setentas, orden y gloria,
América te guarda en su memoria!

A última hora presencia el acto del ex presidente uruguayo.
Después del espectáculo en Ecuador, parecía que nada podía sorprenderme.
El público estaba conforado en su mayoría por señoronas emperifolladas, con grotescas permanentes y excesos de rouge. El candidato, un viejo pelado, de panza abultada y brazos cortos, entró por la puerta principal del recinto (una desmejorada cancha de basquetbol) y, camino al estrado, saludó personalmente al veteranaje.
Un señor se acercó al micrófono, provocando algunos grititos agudo y resquebrajados de la anciana audiencia. El hombre, que se apellidaba como una vestimenta (creo que era Mi Short), calmó los ánimos y presentó al orador con un lacónico “Señoras y señores… el Bocha”.
El candidato subió al estrado y se plantó frente al micrófono con las manos unidas y en alto.
Pronunció un par de palabras inaudibles (por su débil vos y por la pésima acústica) y enseguida fue interrumpido por un joven que le espetó un violento “¡Hijo de puta!
Fue ahí cuando comencé a detenerme en este personaje. No que dijera algo inteligente o tuviera buenos dotes de orador, no, mis pensamientos estaban en otro lado. Seguí observando los acontecimientos.
Tras algunas alusiones a la inseguridad y la falta de valores en la sociedad actual, el señor Bocha detuvo abruptamente el discurso.
Miró a su alrededor, pálido, como si algo grave hubiera pasado. Su asistente se acercó y el Bocha le dijo algo al oído.
EL muchacho salió corriendo y volvió al segundo con un lampazo escondido detrás de su espalda.
El candidato desapareció del escenario al tiempo que Mi Short tomó el micrófono y comenzó a susurrar algunos tangos para apaciguar a la audiencia mientras que el asistente limpiaba el extenso charco que, con total asombró, noté que era orín.

Ahí fue cuando me invadió la excitación. No podía ser cierto, años buscando, años de especulación y ahí estaba. Todo cerraba.

El Tercer Sexo era un híbrido entre adultos de ambos sexos y bebes.
Este hombre tenía claros rasgos de avanzada edad. Sin embargo se había meado encima. Y por si fuera poco, era seguido por un gran contingente de mujeres por lo que algo femenino debía tener.
Otro de los rasgos del Tercer Sexo es la promiscuidad y alguien de la tribuna lo tildó claramente de eso, o al menos a su madre. Hijo de puta fue la frase y, bien se sabe que, de tal palo tal astilla. Promiscua la madre, promiscuo el hijo.
Igual no quería apresurarme. Estaba casi seguro que había encontrado al pueblo elegido. El señor Bocha era claramente uno de los pocos de su país que tenía desarrollados los reprimidos genes.
Su vuelta al estrado para despedir al público confirmó mi pensar.
Con voz firme como no la había tenido hasta ese momento le aseguró a la audiencia que lo habían hecho y lo volverían a hacer.
¡Esa era la señal!
¿Que habían hecho? Preparar la llegada del tercer sexo.
Pero había fracasado. Sus Medidas Prontas de Seguridad, con su aparente intención represora eran en realidad medidas para preparar la revolución. Las manifestaciones no eran reprimidas por su contenido ideológico sino por estar conformadas exclusivamente por jovenes. El Sr. Bocha no estaba en contra de las manifestaciones. Simplemente quería que todas las franjas etarias se juntaran. Seguro que para su segundo mandato tenía preparada alguna causa que los uniera.

Este tercer mandato es, en verdad, una revelación: Uruguay conserva aún la condición latente del Tercer Sexo, al que bautizo en este momento Patuche: masculino, Femenino y Patuche. El Objetivo es comenzar la expansión del mismo desde el Uruguay.
El Sr. Bocha murió, pero encontré a Patuche en el cerro Batoví y supe que él sería el Mesías. Utilicé mi free-pass y la llamada telepática para encomendarle la misión. Creo que ahora que saben esto, comprenderán los anteriores mandatos.
Sin aislacionismo no existe toma de conciencia. Sin mocasines no existe promiscuidad. Sin el sexo Patuche no existe futuro.
Y al Sr. Bocha: el eterno agradecimiento

Thursday, August 04, 2005

SEGUNDO MANDATO: AFIRMACIÓN CULTURAL



Uruguayos, habeis perdido vuestra identidad.
La murga, el mate y el candombe han sido apropiados por vuestros vecinos argentinos. Parecería que ya no os queda ningún rasgo identificatorio.
Sin embargo aun teneis un elemento cultural que se encuentra en desuso pero que puede ser muy importante para alcanzar El Objetivo.
Uruguay fue el país del mocasín. ¿Qué pasó juventud uruguaya?¿Qué habeis hecho con tan valioso y exclusivo legado?
Desde mi sabiduría eterna los conmino a retomar la vieja tradición mocasinera. Camisa de cuello ancho, pantalón vaquero y mocasín marrón sin medias (sea invierno o verano).
El mocasín, calzado porteño por excelencia, a caído en el olvido en la vecina orilla. Apropiaos de ese ícono de la moda y hacedlo vuestro. Esta nueva incorporación le dará al país y a su gente algo por lo cual sentir orgullo.
Una vez cumplido el primer mandato, será el turno de iniciar la Revolución del Mocasín.
Imaginaos en unos años, tomando un taxi en alguna gran metrópolis y escuchando al conductor decir:
-¿Usted es uruguayo no? Se lo digo por los mocasines.
El camino ya está sembrado.

Monday, August 01, 2005

PÁRABOLA DEL BUEN SUICIDA


A los 27 años, Pancho creyó que su vida no tenía salida. Desempleado, divorciado con un hijo y una madre enferma que atender, Pancho pensó en quitarse la vida. Su hijo quedaría con la tía Edurne, que tenía una prospera peluquería.Luego de una semana planifacando su muerte, decidió dar el gran paso, literalmente gran paso: su iba a lanzar sobre algún ómnibus que circulara a todo trapo.Me crucé con Pancho en el tunel de 8 de Octubre. Yo estaba en mi habitual ronda mesiánica de martes a la tarde. Pegado a la pared, muerto del susto, me vió por el costado de su ojo izquierdo.
-¿Quién eres?-preguntó irritado.
- Soy Patuche, el Mesías-.
-¡Déjame en paz! No quiero ninguna palabra de salvación en este momento-.
Pancho estaba dispuesto a lanzarse. Esperaba el transporte capitalino oportuno.Parecía un caso perdido así que tuve que sacar fuerzas de mi interior para convencerlo.Saqué del bolsillo interno de mi gamulán, mi último recurso, una foto del Turco Asiaín, intrigante legislador del primer periódo de Sanguinetti.

-¿Lo reconoces?- le pregunté con la foto bien en alto.
-No-contestó Pancho con cara de melón.
-El fue ex diputado por el Partido Colorado y asesor en asuntos internacionales del dos veces presidente Julio María Sanguinetti. Estaba al frente de una empresa dedicada a la importación de productos desde Asia (no en vano su apellido), propiedad de una ciudadana argentina cuyo nombre no se hizo público. Fue porcesado con prisión por estafa, liberado y se postuló de vuelta-.

Supe que esta historia lo haría cambiar la percepción de las cosas. Con la foto todavia alzada volví a desafiarlo
-¡Mira esa cara!-

Su rostro se transformó. Estaba mareado.

-¿Quieres decir, Patuche, que existe gente más hasta las manos que yo, que no solo no piensa en el suicidio sino que utiliza su puerilidad como virtud?-
-Exacto Pancho, deja que celebridades como Pradón, Hutchence y Fonseca (que tendría que haberse matado hace tiempo) tomen ese camino. Tu tienes perspectivas de futuro-.
-Gracias Mesías-me dijo Pancho y salimos del tunel mano con mano.

Mi accionar resultó efectivo. Pancho volvió a sus quehacer de desocupado infeliz pero con un nuevo aprendizaje: siempre existe la política como último recurso. También aprendió que siempre conviene tener una tía como Edurne (la de la foto) para dejarle el hijo en caso de suicidio.

PRIMER MANDATO: GEOESTRATEGIA ESPIRITUAL



Uruguay ha sido, históricamente, un pueblo "meseta con depresiones". Desde su paisaje hasta su economía.
Ha sido un país opacado por sus vecinos del oeste; un "Buqueblues".
Uruguayos, escuchad El Mensaje. De ahora en más, solo picos altos; solo cruceros de comfort. Uruguayos, revelaos contra vuestros vecinos. Cread un forceps del tamaño de Tacuarembó. Colocadlo entre ambas costas del Río Uruguay. Pedid ayuda a la Fuerza Aérea para que presten dos de sus aviones. Ellos, enganchados a las manijas del forceps, volaron con rumbo opuesto y separaran ambas costas, la argentina y la uruguaya, como si fuera una costilla.
Distanciaos de vuestros vecinos. El eco de su cultura será tan solo un murmullo. Haced lo mismo con vuestros "hermanos" brasileros. Dadle visas uruguayas al pueblo palestino. Haced que se asienten en la frontera y que se extiendan del Chuy hasta Bombas y Bombinhas. Un poco de distancia con los gauc(s)hos os vendrá bien.
Este es el primer paso para ingresar en el nuevo orden.

RESUMEN DEL PRIMER CONTACTO CON EL SUPREMO

Al llegar a la cima del Cerro Batoví, sentí por primera vez la presencia del Supremo. Una voz lacónica y reverbereante rodeó mi sien.
-Los 10 mandatos se encuentran junto a la chirca mayor, detrás del segundo peñasco-.
Atónito por tal experiencia, quedé paralizado en medio de mí meo. Yo era tan solo un joven scout dispuesto a servir a las ancianas y complacer a mis compañeros.
La voz se hizo presente de nuevo.
-Ve, busca los mandatos. No pierdas tiempo-.
Aturdido y excitado, salí en busca de la chirca.
Deambulé por la cima durante media hora, al tiempo que el Supremo usaba variables de temperatura para guiarme en la búsqueda.
-¡Caliente!- gritó la voz suprema.
Tenía frente a mis narices la gran chirca. Recorrí la zona con los ojos hasta que divisé el segundo peñasco. Detrás del mismo había 10 choclos prolijamente alineados.
-¿Qué es esto?- le increpé a la voz.
-Pelad esos choclos- dijo el Supremo - en sus barbas se encuentran los mandatos-.
Sobrecogido por mí ya asumida misión divina, comencé a pelar choclo como poseído. Uno a uno los 10 choclos fueron desnudados y sus barbas revelaron los mandatos.
El resto de los scouts se habían marchado hacía rato. La noche iluminada me envolvía al tiempo que guardaba las barbas en mi mochila de doble cierre.
La voz Suprema apareció por última vez.
-Patuche, en tus manos tienes el Mensaje: diez mandatos para que los uruguayos sepan quienes son y hacia donde se dirigen. Yo te he designado como mi Mesías. Ve y propaga mi palabra.-.
A partir de ese día no hubo más avena de la abuela. No hubo más "siempre listo" y fogones compartiendo bolsa de dormir con mis compañeros. No hubo trasnoches de ludo.
A partir de ese día recorro como un fantasma calles, rutas y avenidas del país propagando el mensaje; el mensaje de Patuche.