Tuesday, August 16, 2005

TERCER MANDATO: REVELACIÓN DEL OBJETIVO




Es el turno del tercer mandato, quizás el más importante, por lo que me detendré unos instantes en temas tangenciales pero de vital importancia.

El 3 es mi número de la suerte. Fueron 3 los que concibieron este planeta: Dios tenía los poderes; la Abeja Inmaculada aportó la voluntad de trabajo y Misha de Orión (talentoso performer de nuestra galaxia) puso la creatividad.
El producto final fue perfecto. En 3 días fue creada la tierra. Luego vinieron 3 días más de post-producción donde se limaron algunos detalles. Entre lo más importante, se elimino el Tercer Sexo que, si bien cuajaba a la perfección entre los monos, fue descartado a sugerencia de Orión ya que una vez avanzada la evolución generaría conflictos entre los humanos por ser un híbrido de bebes y ancianos hermafroditas genéticamente promiscuos.

De ese tercer sexo quedó un solo ejemplar: yo.

Maldigo el día en que fui elegido. Imaginen mi desgracia. Una eternidad sin poder interactuar con los de mi sexo ni con nadie más. Mi vida transcurrió entre las cuatro paredes de una dependencia de la Oficina de Planeamiento y Creación Divina ubicada en el Más Allá Sur. Como no podían tenerme ocioso por toda la eternidad, los susodichos creadores me asignaron trabajo burocrático, haciendo todo tipo de cálculos absurdos, como el promedio mensual de la caída de pelo de los Australopitecus.
Aunque ocupado, nunca pude sacar de mi cabeza la condición de paria. Nunca pude saciar mi promiscuidad genética, y en el Tercer Sexo no existe la represión.
Fue para distraer la mente comecé a idear un plan. Milenios de postración me llevaron a elucubrar El Objetivo. Claro que no podía llevarlo a cabo pues para ello necesitaba contactarme con la tierra.
Sin embargo, 6 mil años atrás se me fue otorgado un free – pass para ir a la tierra más una llamada telepática de media hora para contactarme con algún ser humano. Mi estadía en la tierra no podía durar más de 1 minuto y en la llamada no podía revelar ningún secreto. Parecerá una magra recompensa, pero para mis planes era suficiente.
Ya tenía los mandatos redactados (lo único a mano era mi comida diaria, choclo, por eso los escribí en sus barbas). Faltaba designar un mesías para que comenzara la Resurrección del Tercer Sexo.
Ese mesías debía provenir del pueblo elegido…al cual descubrí una noche de finales del siglo XX .

Primavera de 1984.

Estaba yo realizando una de las tediosas tareas que periódicamente se me encomendaba cuando descubrí algo que me lleno de ansiedad. Por esos días me encontraba recabando datos sobre el diseño de estrados para discursos políticos en América del Sur; una tarea aburridísima, más teniendo en cuenta que todos eran muy parecidos. Supuestamente debía enfocar mi atención hacia la resistencia de dichos estrados y no hacia los discursos que sobre ellos se daban. De todas maneras yo me entretenía escuchando a los políticos que usaban estas estructuras insulsas. Aquella noche primaveral, tenía que cubrir 3 discursos. Uno en Paraguay, de un candidato a diputado por el partido colorado. Otro en Ecuador, a cargo de un ex general golpista devenido empresario que ahora militaba en el partido colorado de ese país. El tercer discurso era de un ex presidente uruguayo que buscaba su reelección por el partido colorado
Los estrados donde se desarrollarían los actos eran prácticamente idénticos. Los 3 de madera, con escaleras a ambos lados y bases de chapa en el centro cuyo alto sobrepasaba el metro de alto (salvo el del candidato paraguayo, sensiblemente más baja debido a su estatura).
Ingresé los datos de los estrados a mi planilla en un periquete y, acto seguido, me dediqué a escuchar los discursos.
El político paraguayo fue aburrido: habló del deber histórico de su partido por conservar la estabilidad del país y también del recambio generacional.
El ex general ecuatoriano puso un poco más de empeño en su oratoria, aunque sus ideas eran un tanto confusas. Primero abogó por la inclusión de la mayoría indígena para luego, en lo que fue un verdadero exabrupto, decir que había que mandar a todos los indios a Perú, país culpable de todos los males de su país. Al final del acto dijo con fervor que estaba dispuesto a declararle la guerra a los incaicos. Tuvieron que sacarlo del estrado cuando se sacó la camisa y empezó a cantar a gritos:
¡Setentas, orden y gloria,
América te guarda en su memoria!

A última hora presencia el acto del ex presidente uruguayo.
Después del espectáculo en Ecuador, parecía que nada podía sorprenderme.
El público estaba conforado en su mayoría por señoronas emperifolladas, con grotescas permanentes y excesos de rouge. El candidato, un viejo pelado, de panza abultada y brazos cortos, entró por la puerta principal del recinto (una desmejorada cancha de basquetbol) y, camino al estrado, saludó personalmente al veteranaje.
Un señor se acercó al micrófono, provocando algunos grititos agudo y resquebrajados de la anciana audiencia. El hombre, que se apellidaba como una vestimenta (creo que era Mi Short), calmó los ánimos y presentó al orador con un lacónico “Señoras y señores… el Bocha”.
El candidato subió al estrado y se plantó frente al micrófono con las manos unidas y en alto.
Pronunció un par de palabras inaudibles (por su débil vos y por la pésima acústica) y enseguida fue interrumpido por un joven que le espetó un violento “¡Hijo de puta!
Fue ahí cuando comencé a detenerme en este personaje. No que dijera algo inteligente o tuviera buenos dotes de orador, no, mis pensamientos estaban en otro lado. Seguí observando los acontecimientos.
Tras algunas alusiones a la inseguridad y la falta de valores en la sociedad actual, el señor Bocha detuvo abruptamente el discurso.
Miró a su alrededor, pálido, como si algo grave hubiera pasado. Su asistente se acercó y el Bocha le dijo algo al oído.
EL muchacho salió corriendo y volvió al segundo con un lampazo escondido detrás de su espalda.
El candidato desapareció del escenario al tiempo que Mi Short tomó el micrófono y comenzó a susurrar algunos tangos para apaciguar a la audiencia mientras que el asistente limpiaba el extenso charco que, con total asombró, noté que era orín.

Ahí fue cuando me invadió la excitación. No podía ser cierto, años buscando, años de especulación y ahí estaba. Todo cerraba.

El Tercer Sexo era un híbrido entre adultos de ambos sexos y bebes.
Este hombre tenía claros rasgos de avanzada edad. Sin embargo se había meado encima. Y por si fuera poco, era seguido por un gran contingente de mujeres por lo que algo femenino debía tener.
Otro de los rasgos del Tercer Sexo es la promiscuidad y alguien de la tribuna lo tildó claramente de eso, o al menos a su madre. Hijo de puta fue la frase y, bien se sabe que, de tal palo tal astilla. Promiscua la madre, promiscuo el hijo.
Igual no quería apresurarme. Estaba casi seguro que había encontrado al pueblo elegido. El señor Bocha era claramente uno de los pocos de su país que tenía desarrollados los reprimidos genes.
Su vuelta al estrado para despedir al público confirmó mi pensar.
Con voz firme como no la había tenido hasta ese momento le aseguró a la audiencia que lo habían hecho y lo volverían a hacer.
¡Esa era la señal!
¿Que habían hecho? Preparar la llegada del tercer sexo.
Pero había fracasado. Sus Medidas Prontas de Seguridad, con su aparente intención represora eran en realidad medidas para preparar la revolución. Las manifestaciones no eran reprimidas por su contenido ideológico sino por estar conformadas exclusivamente por jovenes. El Sr. Bocha no estaba en contra de las manifestaciones. Simplemente quería que todas las franjas etarias se juntaran. Seguro que para su segundo mandato tenía preparada alguna causa que los uniera.

Este tercer mandato es, en verdad, una revelación: Uruguay conserva aún la condición latente del Tercer Sexo, al que bautizo en este momento Patuche: masculino, Femenino y Patuche. El Objetivo es comenzar la expansión del mismo desde el Uruguay.
El Sr. Bocha murió, pero encontré a Patuche en el cerro Batoví y supe que él sería el Mesías. Utilicé mi free-pass y la llamada telepática para encomendarle la misión. Creo que ahora que saben esto, comprenderán los anteriores mandatos.
Sin aislacionismo no existe toma de conciencia. Sin mocasines no existe promiscuidad. Sin el sexo Patuche no existe futuro.
Y al Sr. Bocha: el eterno agradecimiento

5 Comments:

Blogger hi way said...

no podía quedar en "0" este gran posteo de este gran escritor que es patuche.
eso si, el tercer sexo y el mensaje, metaselo ya sabe donde...

Thursday, 18 August, 2005  
Blogger hi way said...

patuche ipa?

Tuesday, 23 August, 2005  
Blogger El perrito que reia said...

quiero que sepas igual que al final, lo primero es la familia

Tuesday, 23 August, 2005  
Blogger Patuche said...

Ta quieto ta... sep.

Wednesday, 24 August, 2005  
Anonymous Joy Kelley said...

Ta quieto ta... sep.

Friday, 18 January, 2013  

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